lunes, 4 de mayo de 2015

Leyéndote


Me apetece leerte, poco a poco,
saboreando cada una de tus líneas,
abrir tu intimidad, iniciando el prólogo,
redactado en tus ojos,
recogido a trozos de esa vida
que viviste sin mí, y desconozco.
Me apetece abrir el primer capítulo
recorrer la línea de tus cejas,
acariciar tus párpados,
besar con mis iris los tuyos,
mientras mis manos
asumen extasiadas,
la redondez de tus hombros.
Buscar el inicio de la trama en tu boca,
ir adentrándome en la historia por tu cuello,
bajar en busca del personaje,
parándome en el rellano de tus senos.
Meditar en las fuentes de tus pezones
quién o qué será el culpable
de que siga sin saber por dónde irá
el nudo de tu historia.
Continúo intrigada, camino de tu vientre,
sin decidir qué ingle he de tomar,
si derecha o izquierda,
para descubrir el nudo
de esta trama, que me excita.
Y busco en tu interior,
ahondo en el personaje,
haciéndole preguntas pegada a su piel,
casi susurrando el placer de saber,
que de un momento a otro,
no resistirá mi ataque.
Endureceré mi interrogatorio,
hasta llegar al fondo del asunto,
no pararé hasta tener la certeza,
sin prisa pero sin pausa,
acompasadamente,
de que te dará el mismo placer que a mí,
la lectura de...este mutuo y feliz desenlace.

Mabel Escribano ©


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