miércoles, 8 de julio de 2015

El viejo ring

Ya no se nos oye hablar. Las únicas risas que quedan son la de algunos niños jugando en la calle. Eso sí, la tele de fondo  suena demasiado alta. Seguramente sea mejor, que algunas discusiones sin sentido, que acompañan casi todas nuestras noches. No recuerdo desde cuando hemos convertido el sofá que nos oía disfrutar como un paraíso en un viejo ring.

Míranos, dos fantasmas intentando no pensar, hundidos en pantallas. Yo la del móvil por si alguien me hace sonreír de nuevo. Tú la caja boba hasta que los párpados se quedan sin fuerzas. Y mañana, el vecino del cuarto, nos dirá que buena pareja hacemos. Y los dos sonreiremos. Mintiendo.


Autor: Defreds.


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