lunes, 23 de febrero de 2015

Grandeza


Walker Evans. Subway passengers, New York (1938)

Con los años, fue cambiando de nombre a las estaciones. Para él ya no era Prosperidad, Sevilla, Delicias... sino: «El vestíbulo donde una muchacha sonrió al taquillero»; «El intercambiador del violinista que interpretó el Ave María arrancando lágrimas»; «La estación del solidario con una embarazada»…

Lo propondría en atención al cliente esa misma tarde: Coloquen en las paredes del Metro junto a los grabados de Goya, las cerámicas de Mingote, los poemas de Miguel Hernández... placas conmemorando esos fugaces instantes. ¿Acaso esos desconocidos no son también grandes?



Gema Bocardo©  

3 comentarios:

  1. Esos personajes de las grandes ciudades... sí que son añorables.

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    1. Deberían hacerles un monumento, como al soldado desconocido, ¿verdad?

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