martes, 18 de noviembre de 2014

Si dices hasta nunca, que sea para siempre


No construyó su casa para vivir, sino para volver.Y mientras lo hacía, me encargué yo de regar cada uno de sus álbumes de fotos.

Cuando regresó, había pasado demasiado tiempo, y ninguna de aquellas instantáneas lo reconoció.

Muchas lloraron al verse manoseadas por un extraño que las miraba como pidiendo explicaciones, como si ellas fueran las responsables de su pasado.

No llegué a tiempo para impedirlo...

"Me salvaron las lágrimas, había llorado tanto que estaba empapada, por eso, cuando me tiró al fuego no ardí como las demás" me explicó una de mis fotografías favoritas, en la que yo salía con los ojos cerrados y él me mordía el cuello.

Nos vimos una sola vez más, él clavaba el cartel de "se vende".

5 comentarios:

  1. Las fotografías son nuestra vida detenida. Nada provoca tanta nostalgia como una fotografía... Un abrazo

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  2. Que triste cuando ya no queda nada que una!

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  3. Quizás sea aún más triste cuando solo queda una, que si se hubieran quemado todas.

    A los que quieran saber mal, les puedo decir que al final no vendió la casa, pero hace mucho tiempo que ya no reconozco a quien vive en ella...

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